26 de marzo de 2011

Eucaristía XXXI Aniversario del Martirio de Óscar Romero (24 de marzo de 2011)



CANTO DE ENTRADA
(Podrán matar al profeta)
Por esta tierra del hambre
yo vi pasar a un viajero
humilde, manso y sincero,
valientemente profeta,
...

MONICIÓN DE ENTRADA

Conmemoramos el XXXI aniversario del asesinato de Monseñor Romero. Nos sentimos convocados por Romero a "Seguir cultivando su campo" y ser en alguna medida, como él, "Voceros" del Reino.

Celebramos no ya, ni sólo, su trayectoria de vida y su muerte sacrificial, sino el hecho irrefutable de su viva presencia y la vigencia de su testimonio, a pesar del transcurso del tiempo.

"¡Que bueno que viniste!", le diría alguien con "amor" y cierto "humor" evangélico.

Celebramos su existencia resucitada y resucitadora, no solo en el pueblo que tanto amó (El Salvador), sino en tantos pueblos, que ni se hubiese atrevido a imaginar. En este sentido, aquellas palabras suyas: "si me matan resucitare en mi pueblo", cargadas de profecía, hoy ciertamente cumplida, se le iban a quedar (como muestra la evidencia) "geográficamente" cortas...

El amor a su pueblo al que tan dentro sentía y tan bien conocía, lo llevó al: "haced esto en memoria mía" ("haced esto de dar la vida").

En una reciprocidad total con el Dios de la Historia, dejó su vida al pie del altar donde cada día celebraba que Jesús la dio por todos. Este es el motivo por el que, además de la celebración del día 21, invitamos y nos sentimos invitados-motivados, cada 24 de marzo, a participar en la Eucaristía de ese día. Una Eucaristía sencilla, del pueblo, como la que él oficiaba aquel 24 de marzo en el humilde Hospitalito y que, por sencilla, rememora más la ofrenda de su vida junto con la de Cristo y la de todas las vidas que "sin ruido" se ofrendan. Romero conoce bien a su pueblo, con el se identifica. Se identificó hasta correr la misma suerte de muchos más sacrificados.

Puede ser que Casaldáliga, el amigo, pensara en él cuando escribió:

"Franqueó su corazón como un silo.
Grano a grano,
los dolores de su pueblo
lo han colmado"

A su vez, el pueblo, ¡qué bien lo conocía!, conocimiento recíproco, al modo y decir del amigo poeta aludido: 

"No sé los nombres de todos, pero me aprendo sus ojos, y por sus ojos los llamo."

Por eso y por todo, al tiempo que sorprende, se entiende y explica que su pueblo (y otros muchos) 30 años después lo siga/sigamos sintiendo tan vivo y presente como lo estuviera entonces. El espacio de la celebración "Dónde estabas cuando" lo hizo patente.

Romero fue y sigue siendo la expresión de la “ternura de Dios" con el pueblo salvadoreño. La manifestación del Dios del Evangelio que toma partido, sin ambigüedades, por el pueblo salvadoreño sufriente, en su camino de liberación. Su testimonio sigue VIVO, EN PIE, así como la causa en la que enmarcó, empeñó, e inmoló su vida. Ahí están, para que nadie carezca de motivación.

ACTO PENITENCIAL:

  • Por la locura de las guerras que se ceban sobre los países más pobres del planeta, PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
  • Pedimos perdón porque buscamos la felicidad en las cosas materiales y no nos acordamos de dar las gracias por todas las cosas buenas que nos regalas diariamente. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
  • Por nuestra comunidad y cada uno de los aquí reunidos, porque nuestra vida y nuestro actuar no siempre responde a los criterios evangélicos, PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.


PRIMERA LECTURA: Libro de Jeremías 1.7,5-10.

Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confia en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!
El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.

SALMO RESPONSORIAL: Salmo 1,1-2.3.4.6.

EVANGELIO: Evangelio según San Lucas 16,19-31.

Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'. 'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí. El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán"'.

PETICIONES

  • Por la Iglesia, para que promueva valores como la vida, la verdad, la justicia, la solidaridad y el amor entre todos, y que anime a la construcción de una sociedad más justa y fraterna, apegada al plan de Dios para la humanidad, roguemos al Señor.
  • Para que el clamor del "No matarás" de Monseñor Romero sea un grito de justicia y siga generando Fuerza, Vida y Esperanza y los pueblos puedan vivir en armonía y libertad, roguemos al Señor.
  • Para que nuestra vida sea un anuncio del evangelio coherente con nuestra forma de vivir, que la pobreza, la muerte, las injusticias, la violencia, los asesinatos, la tortura y el dolor de nuestros hermanos despierten en nosotros sentimientos de entrega y solidaridad, roguemos al Señor.
  • Por todos los hogares de la tierra, por todos los esposos, los padres y los hijos, por los ancianos y los huérfanos, por las familias que no tienen hogar o carecen de los recursos necesarios, y por todas las personas que están enfermas o sufren soledad, roguemos al Señor.
  • Pedimos por todas las personas que en estos momentos están sufriendo a causa de los desastres naturales, para que les llegue pronto la solidaridad, y no les falte la fortaleza, roguemos al Señor.
  • Por todos los que aquí nos reunimos, para que tal como dijo Monseñor Romero, la vida humana sea lo más importante y que como cristianos, seamos valientes denunciando las injusticias y buscando la liberación de los oprimidos, roguemos al Señor.
  • Peticiones espontaneas de todos.. . .


PLEGARIA EUCARÍSTICA

En verdad es justo y necesario que te bendigamos, Dios de la justicia y de la paz vivo y verdadero, que rechazas de corazón la prepotencia y la soberbia de los grandes y quieres la igualdad para tus hijos sin privilegios de clases ni de razas.

Por Jesús, tu hijo y nuestro hermano a quien vemos sufrir en estos días el horror y la angustia de esta crisis, el golpe de las catástrofes, el hambre, la miseria y el silencio.

Por la lucha del pueblo, su fuerza y entereza los pobres nos enseñan a hacer, a partir del dolor y de la muerte, un himno de esperanza y vida nueva.

Santo, Santo, Santo, Santo,
Santo es nuestro Dios,
Señor de toda la tierra,
Santo, Santo es nuestro Dios.
Santo, Santo, Santo, Santo, Santo,
Santo en nuestro Dios
Señor de toda la historia
Santo, Santo es nuestro Dios.
Que acompaña a nuestro pueblo,
que vive nuestras luchas,
del universo entero,
el único Señor.

Benditos los que en su nombre
el evangelio anuncian,
la buena y gran noticia
de la liberación.

Santo, Santo, Santo, Santo
Santo, Santo es nuestro Dios
Señor de toda la tierra,
Santo, Santo, es nuestro Dios.
Santo, Santo, Santo, Santo
Santo, Santo en nuestro Dios
Señor de toda la historia
Santo, Santo es nuestro Dios.

SACERDOTE: La noche en que iba a ser entregado...
TODOS: Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección, VEN, SEÑOR JESÚS. 

Padre bueno, te queremos decir que nos golpea la tragedia y dolor de tantas muertes, el injusto sufrimiento de las víctimas, tu silencio aparente.

Nos sentamos Señor, en la mesa de la fraternidad, con las víctimas de hoy y de estos tiempos, y los mártires que siempre están presentes.

Con las gentes sencillas, sin renombre para hacer juntos el recuerdo de Jesús y de tantas hermanas y hermanos que vivieron por la solidaridad.

Quédate en medio de nosotros y fecunda con tu sangre y la de tus testigos la lucha que hace libertad. Que el sufrimiento de tu pueblo inocente dé frutos de paz, VEN, SEÑOR JESÚS.


RECORDAMOS AL PUEBLO POBRE EXTENDIDO POR TODA LA TIERRA

SACERDOTE: Acuérdate de todos aquellos que están jugándose la vida por defender los valores del Reino entre los más desposeídos.

TODOS: Del empobrecimiento progresivo provocado por este injusto sistema que sufre la inmensa mayoría de los pueblos de América Latina, de África, de Asia y de todo el mundo. Tomemos conciencia.

SACERDOTE: Alienta su esperanza y damos fuerza para acompañarles y comprometemos a liberarnos nosotros también.

TODOS: Refuerza, Señor, nuestra lucha para seguir combatiendo la mentira y la opresión. Concédenos capacidad de compartir los problemas, buscando soluciones colectivas.

SACERDOTE: Acuérdate de la violencia que golpea sus vidas.

TODOS: Ten presente, Señor, el sufrimiento de tantos como hoy están luchando por oponerse a la guerra y al hambre, por luchar para conservar su tierra y su dignidad.

RECORDAMOS A LOS MUERTOS

SACERDOTE: Hagamos presentes a los hombres y mujeres que han muerto y están muriendo por las guerras injustas y por ser testigos del evangelio. A los niños víctimas del hambre, la enfermedad, el abandono. A las víctimas de las catástrofes provocadas por un Planeta expoliado por los poderosos y la herencia de miseria y explotación impuestas a sus pueblos.

TODOS: A todos aquellos que vivieron con el corazón abierto ante los más débiles y supieron compartir su compromiso luchando por la llegada del Reino y nos enseñaron el camino del compromiso. A nuestro queridos compañeros: Ignacio y Diamantino, a Monseñor Proaño, el obispo de los indios, a Monseñor Méndez Arceo por su visión profética, a Samuel Ruiz, obispo y defensor de los derechos de los indios en Chiapas, a Monseñor Gerardi, defensor de los derechos humanos en Guatemala, a los compañeros jesuitas de El Salvador, y a todos los que sin nombre dieron y están dando su vida por la Libertad de los pueblos.

Y entre todos, en un lugar central, a Monseñor Romero, del que hoy conmemoramos el XXXI aniversario de su asesinato. Ellos fueron quienes nos enseñaron a ser solidarios, sensibles ante el sufrimiento, y seguidores de Jesús de Nazaret.

SACERDOTE: Dales a estas personas queridas e inolvidables el lugar del descanso en tu corazón, la vida que no se acaba y la comunión de los que queremos continuar su tarea.

POR CRISTO CON EL Y EN EL, A TI, DIOS PADRE OMNIPOTENTE, EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO, TODO HONOR Y TODA GLORIA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMEN.

INTRODUCCIÓN AL PADRE NUESTRO

En esta oración universal le pedimos a nuestro Padre-Madre que nos abra el corazón para que sepamos vivir como verdaderos hermanos y hermanas.

PADRE NUESTRO (nos damos la mano todos los que lo deseemos)

CANTO DE LA PAZ
Cuando maduren los campos,
cuando los trigos den pan,
pan para todos los hombres,
justamente repartido,
habrá llegado la paz.